Cuando me dijeron que nos íbamos a Dublín 4 días, poca idea tenía de qué había en esta ciudad. Para mi sorpresa, superó cualquier expectativa que tuviera. Es una ciudad divertida y animada. Los irlandeses además, son amables, simpáticos y te reciben los con brazos abiertos. Dublín tiene mucho más que el famoso pub de fachada roja. Es una ciudad con historia, museos, parques, monumentos y calles llenas de ambiente. Puede que no destaque por ser la más bonita y elegante de Europa, pero si que es de las que te hacen volver con una sonrisa en el rostro. Sea tu primera visita o seas reincidente, toma nota de qué ver en Dublin y no te puedes perder.
Si además dispones de varios días, te recomiendo hacer excursiones de un día desde Dublin. El tour a la encantadora ciudad de Galway y los Acantilados de Moher, es prácticamente obligatorio de hacer. Los paisajes que verás son impresionantes. También hay otra a Irlanda del Norte donde se visita Belfast y la Calzada de los Gigantes. A esta última no pude ir por falta de tiempo, pero estoy segura que es fantástica y sin duda la incluiré la próxima vez que viaje a Irlanda.
Castillo de Dublin
En el primer puesto de las cosas que ver en Dublin te propongo el castillo. Ubicado en pleno corazón de la ciudad, está totalmente integrado en las edificaciones modernas que lo rodean. Durante los siglos, ha sido residencia real, fortaleza militar, sede del Tribunal de Justicia de Irlanda y hasta asentamiento de los vikingos. Hoy en día recibe visitas turísticas y se utiliza para recepciones estatales.
Si quieres visitar el castillo, deberás de comprar una entrada por 8€ sin guía o 12€ para la guiada. El horario de apertura es de 9:45 a 17:45 horas todos los días. Si no tienes tiempo o no te interesa realizar la visita interior por sus salas, puedes pasear por los alrededores e incluso acceder gratis a su jardín y al patio central.
Ayuntamiento
Justo detrás del castillo, se ubica el Ayuntamiento, otro de los lugares que ver en Dublin. En su construcción en el s. XVIII tenía como objetivo ser la sede de la Cámara de Comercio. Se considera uno de las mayores referencias de arquitectura georgiana de la ciudad y su entrada es gratuita. Se recomienda entrar para visitar La Rotonda, una sala circular con una cúpula central sostenida por columnas. Si quieres entrar ten en cuenta su horario de apertura, de lunes a sábado: de 10:00 a 17:15 horas.
Trinity College
Establecida a finales del s. XVI por la Reina Isabel I, Trinity College, presume ser la universidad más antigua de Irlanda. Al principio sólo se aceptaban estudiantes de religión protestante, pero a partir de 1793, se comenzaron a recibir también a estudiantes católicos. Acceder al campus es gratuito y además muy recomendable, los edificios antiguos son una maravilla y las zonas verdes lo hace todavía más acogedor.
Dentro del campus está la biblioteca de Trinity College, formada por 8 edificios y dando cobijo a más de 3 millones de libros. Desde principio del 1800 recibe el primer ejemplar impreso de todas las obras publicadas en Irlanda y Gran Bretaña, de ahí su enorme colección. La sala que se visita principalmente es la Long Room, una impresionante biblioteca antigua donde el olor a madera y cuero te hará viajar en el tiempo. La sala es alucinante, toda una joya. Aquí está el Libro de Kells, su mayor tesoro. Se trata de un manuscrito en latín de los 4 evangelios de principio del 800. El precio de la entrada depende del horario de acceso, y va desde los 9,50€ hasta los 12€. No es nada barata ya que sólo se visita una sala, pero prometo que merece la pena. Si conoces algún estudiante de la Trinity College, puede darte acceso gratis como su acompañante.
Temple Bar
En pleno centro se encuentra Temple Bar, el barrio más animado de la ciudad y sin duda uno de los lugares más importantes que ver en Dublin. Es la zona donde más vida nocturna hay gracias a sus pubs, pero no hace falta ir a altas horas de la madrugada, a partir de media tarde ya está repleto de gente. La mayoría de sus pubs suelen servir comidas y cenas. Pero lo que no te puedes perder es probar las diferentes cervezas, especialmente la Guinness, marca de la casa. Casi todos ofrecen música en vivo, algunos grupos o solistas interpretan música tradicional irlandesa y otros sus propias versiones de canciones conocidas. Una forma ideal de conocer los pubs más históricos es haciendo un tour.
O’Connell Street y The Spire
Desde el río Liffey comienza la avenida más importante de la ciudad, O’Connell Street. Tiene aceras muy anchas a ambos lados, hay tiendas de grandes superficies, restaurantes y siempre hay gente. Con esto confirmo que se trata de una de las zonas comerciales más importantes junto a la calle Henry Street. En esta avenida está The Spire, una aguja de 120m de alto que no pega mucho con el resto de la avenida y que por ello no causa mucha simpatía entre los habitantes de Dublin.
Grafton Street
Otra calle muy comercial pero más acogedora para mi gusto es Grafton Street. Comienza en Trinity College y llega hasta el parque de Saint Stephan que te presentaré más abajo. Aquí puedes hacer tus compras con total tranquilidad al ser una calle peatonal. Si vas en Navidad, esta decorada y llena de luces lo que le da un aspecto aún más bonito.
Estatua de Molly Malone
En Suffolk Street está la estatua en bronce de Molly Malone, todo un personaje en Irlanda. Vendedora de pescado de día, prostituía de noche para poder subsistir. Realmente no es seguro que ni siquiera existiera, pero le dedicaron una canción que se ha convertido prácticamente en un himno en Irlanda. Tocarle los pechos a la estatua (dicen) da buena suerte.
Ha’ Penny bridge
El puente más idílico es el llamado Ha’Penny Bridge es uno de los lugares imprescindibles que ver en Dublin. Es un puente antiguo y el primer peatonal que se construyó en la ciudad para cruzar el río Liffey. Había que pagar un peaje de medio penique para poder pasar, en inglés half penny, y por ello se quedó con el nombre de Half Penny Bridge, que mutó a la abreviatura Ha’ Penny Bridge de hoy en día.
Phoenix Park
Uno de los grandes atractivos de Dublin son sus zonas verdes, en especial el Phoenix Park, el pulmón de la ciudad. Tiene más de 700 hectáreas, lo que lo convierte en el parque urbano más grande de Europa, dejando atrás a algunos importantes como el Hyde Park en Londres. En los días soleados es un lugar muy recomendable para distraerse de la ciudad, pasear y con suerte ver ciervos. ¡Así es! Tiene una reserva con varias familias de ciervos que suelen estar en las zonas más boscosas.
St. Stephen’s green
Si no dispones de mucho tiempo para ir hasta Phoenix Park y disfrutarlo, hay otros lugares donde relajarse rodeados de vegetación. Al final de Grafton Street está Saint Stephen’s Green, un parque con jardines de estilo victoriano, bancos para descansar, zonas arboladas y un lago con patos y cisnes. Es el parque más antiguo de Dublin y uno de los rincones que más me gustaron.
Guinness Storehouse
Si piensas en una cerveza irlandesa, seguro que te viene a la cabeza Guinness. Originaria de Dublin y con su fábrica en activo, tiene una zona de museo y exposición donde vivirás una experiencia completa. Si duda es una de las 10 cosas mas recomendables que ver en Dublin. La visita consta de varias plantas de un edificio en forma de vaso, en la que se centra una experiencia en cada una de los niveles. Comienzas por conocer el origen del apellido Guinness a través de una breve explicación, y de ahí pasas por las salas de sus ingredientes, su elaboración, sus aromas, la degustación, el marketing de la marca y por la academia. Esta es la parte más divertida, te enseñan a tirar una auténtica Guinness como un profesional. Una pinta que después puedes degustar en el Gravity Bar, situado en la última planta y con vistas panorámicas 360º. Si no deseas hacer colas puedes adquirir tu entrada con entrada prioritaria.
Kilmainham Gaol
La antigua cárcel de Kilmainham es hoy en día un museo y una de los lugares que ver en Dublin que no puedes perderte. Entre sus muros y celdas pasaron muchas personas que lucharon por la independencia de Irlanda. Por ello es un lugar muy respetado por los irlandeses, gracias a estas personas es que hoy llaman a Irlanda, una nación independiente. Durante la visita se recorre la capilla, las celdas, los pasillos y el patio mientras un guía explica en inglés (sólo disponible en este idioma) cómo era la vida en Kilmainham, y algunas de las historias más emotivas que allí se dieron.
Funcionó durante más de 100 años, desde 1796 hasta 1924, y entre sus muros pasaron hombres, mujeres e incluso niños. El más pequeño del que se haya encontrado registro, tenía sólo 5 años, condenado a varios meses de cárcel por robar comida.
Sólo se realizan visitas guiadas en inglés, y hay que comprar las entradas anticipadas porque se agotan fácilmente. Puedes hacerlo a través de la web oficial.
Catedral de San Patricio
La catedral San Patricio, patrón de Irlanda, es la mayor iglesia del país. Fue construida al lado de un pozo donde San Patricio, bautizaba a los conversos allá por el año 450. Con los años ha sufrido cambios, el primero templo era de madera, construido en el s.V. Después en el 1191, pasó a ser de piedra y en el s. XIII se reconstruyó con el aspecto del edificio actual. Un incendio destruyó parte del templo y se tuvo que reconstruir la torre en 1370, a la que siglos después se le añadió la aguja. La catedral que vemos hoy en día es fruto de una generosa donación que hizo Sir Benjamin Guinness (en fundado de la marca de cerveza) para su restauración en 1860. La entrada a la iglesia es de pago y cuesta 7,50€ si la compras online, pero se puede entrar gratis para la misa.
Catedral Christ Church y Dublinia
Christ Church es también conocida como la Catedral de la Santísima Trinidad, y es la más antigua de las dos catedrales protestantes. Tuvo una historia de cambios similar a la anterior, comenzando por un templo vikingo de madera, y luego construyéndose en piedra desde 1172 hasta el s. XIII. Tras derrumbarse la bóveda, se tuvo que reconstruir en XVII, pero se restauró por última vez en 1878 donde perdió el aspecto medieval y se transformó en el estilo neogótico que tiene actualmente. En su visita, se puede ver la cripta que hay bajo el templo, la estructura más antigua de Dublin.
Unida por un puente en piedra del mismo estilo que la Catedral Christ Church, está Dublinia. Se trata de una exposición para conocer el Dublin durante su época vikinga y la Edad Media. Este museo está dentro de la antigua iglesia de St. Michael. Yo no pude visitarlo por falta de tiempo pero es de las visitas que se recomiendan en la ciudad.
Las puertas de colores
¡Me dejaba la sorpresa para el final! No sé si lo habrías visto por algún lugar pero Dublín está llena de puertas de colores súper alegres y perfectas para fotografiar (y lucir en tu Instagram). Yo disfruté haciéndoles un book completo (¡no voy a mentir!). Para darle un poco de alegría al estilo arquitectónico georgiano, que suele ser un poco simple, los vecinos pintan las puertas de colores llamativos. Se han convertido en un sello distintivo de Dublin. Las más bonitas las encuentras en los alrededores de Merrion Square y Fitzwilliam Square. Mi preferida es la que está en el número 46 de Fitzwilliam Square, que pertenece a la Embajada de Perú.
Cuenta la leyenda que un señor borracho llegó a su casa de noche y encontró a su mujer en la cama con el vecino. Lleno de furia, los mató a los dos. A la mañana siguiente, se dio cuenta que con la borrachera, se había equivocado de casa y había entrado en la de los vecinos. Y en realidad, no había matado a su mujer, si no a ellos. Desde entonces se pintan las puertas de colores para que los borrachos no se equivoquen nunca de casa.
A continuación te dejo un mapa con todas las localizaciones mencionadas y otros lugares de interés que seguro que te resultan muy útiles en tu viaje a Dublín por libre. Para organizar tu viaje, no te pierdas todos los recursos para preparar tu viaje por libre de forma más económica. Puedes encontrar aquí los mejores precios en vuelos y aquí para el alojamiento. ¡Feliz viaje a Dublín!